martes, 14 de septiembre de 2021

Mapas de la poesía hispánica: un cuestionario

La revista Caracol, de Sao Paulo, ha publicado, en su número 21 (enero-junio 2021), un dosier titulado "Mapas de la poesía hispánica: cuestionario", coordinado por Alessandro Mistrorigo y Margareth Santos, en el que ha formulado las siguientes preguntas a una amplia lista de escritores españoles e iberoamericanos. Aquí van esas preguntas y mis respuestas:

1. Al igual que los otros discursos artísticos, en los últimos 30 años la poesía ha tenido que pasar por el cambio de siglo, el nacimiento y el desarrollo de internet. La red, en particular, ha favorecido la ampliación de las modalidades de difusión y recepción de la poesía, no solo en el mundo de habla hispana. Pensamos en los distintos soportes y dispositivos digitales, pero también en la hibridez del lenguaje poético mezclado a otros medios. Desde su punto de vista y teniendo en cuenta estas coordenadas: ¿en qué medida y de qué modo los cambios en el horizonte tecnológico y social han modificado el lenguaje del discurso poético? Por otra parte, ¿cuáles serían los rasgos de continuidad con el discurso anterior?

La universalización de Internet ha supuesto la democratización de la comunicación y, en consecuencia, la vulgarización de la comunicación (y del lenguaje poético). La democratización es necesaria, pero no sale gratis: exige un precio. Y ese precio consiste en que Internet permita creer a todo el mundo que es poeta y que cualquier cosa que se pretenda poesía lo sea. La omnipresente cultura digital ha eliminado casi todos los filtros cuyo cometido era garantizar la calidad de lo que se tenía por poesía, y el resultado es que millones de adolescentes o postadolescentes que no han leído nada (o que, a lo sumo, solo se han leído entre ellos) lo inundan todo con sus ignaras y balbuceantes memeces. La continuidad con los discursos anteriores únicamente se da en aquellos autores conscientes de las tradiciones que los han precedido y de su responsabilidad como creadores, que profundizan en el núcleo de la poesía: ser el arte de la palabra, y no un mero depósito de exabruptos sentimentales sin valor estético ni innovación creadora alguna.

2. En todas las épocas, la poesía ha buscado inspiración en la relación con otras artes y disciplinas. En los últimos 30 años, la ciencia de la comunicación y los avances tecnológicos han determinado el campo de tensiones en el que también el discurso poético tuvo que medir sus fuerzas. Por ejemplo, en la relación entre formas tradicionales de publicación de la poesía –el libro y las revistas de papel– y los canales de difusión que utilizan soportes digitales –blogs, webs y archivos multimediales–. A partir de esta relación, ¿en qué términos se puede volver a reflexionar sobre conceptos como la “autoría”, la “comunicación” entre el poeta y el lector, la “experimentación” y la “hibridez” de “formas” y “lenguajes” diferentes, la “mediatización” del discurso, la “publicación” de materiales etc.?

Ninguno de los conceptos que se mencionan en la pregunta (autoría, comunicación, experimentación, publicación, etc.) ha cambiado en esencia: solo se ha ampliado o adquirido, en algunos casos, perfiles más lábiles. Pero los autores siguen siendo autores, aunque sea más fácil piratearlos; y la comunicación entre el poeta y el lector debería seguir produciéndose, si la poesía es buena, con independencia de que haya visto la luz en una revista digital en lugar de en una de papel; y la experimentación e hibridación de las formas y lenguajes puede seguir produciéndose en el mundo digital (que ofrecerá, eso sí, más posibilidades para hacerlo), al igual que lo hecho siempre en los soportes tradicionales; etcétera. No veo, de momento, un gran impacto en todas estas cuestiones, más allá de lo que me parece esencial, y que he señalado en mi respuesta a la primera pregunta: que la generalización del medio y la ausencia o aflojamiento de los filtros ha causado una degeneración de la exigencia estética y una pauperización de la expresión poética, cuyo núcleo es, y no puede dejar de ser, la palabra. 

3. Los últimos 30 años están caracterizados por una progresiva promesa de extrema socialización global y por la adquisición y el intercambio continuo y simultáneo de enormes cantidades de información. La poesía, por otra parte, ha venido padeciendo una paradójica fragmentación individual de los discursos. A esa fragmentación individual de los discursos poéticos se suman dos grandes interrogantes, que nos parecen importantes:

(a) ¿Es posible todavía –o deseable– vislumbrar direcciones o rasgos comunes entre los diferentes discursos individuales? ¿Aún tiene sentido reflexionar en términos de “grupo” o en el ámbito nacional o internacional?

(b) Toda esa fragmentación, de la cual veníamos hablando, parece corresponder a una casi desorientación o multiplicación de direcciones del discurso crítico. De ser así, ¿cómo la crítica puede recorrer fructuosamente los intricados caminos de los mapas que los varios discursos poéticos han ido dibujando en estos últimos 30 años en ese enorme espacio geográfico-cultural que corresponde al mundo hispánico?

a) Sí. Que haya muchísima más gente pergeñando versos, aunque sean lamentables, no significa que no se puedan vislumbrar rasgos comunes o generales (siendo el primero, precisamente, que la inmensa mayoría de ellos son lamentables), ni que no sea útil hacerlo. Los individuos siguen siendo individuos, pero los grupos siguen formándose y las naciones siguen existiendo, hasta nueva orden, así que no veo por qué tendríamos que dejar de lado estas cuestiones, si es que en algún momento se consideran importantes, para valorar el hecho y la práctica de la poesía en un momento histórico determinado.

b) Precisamente por la prácticamente inabordable generalización de la oferta poética, la crítica tiene que continuar haciendo su trabajo, el de siempre, el único que puede resultar útil: realizar una lectura experta de la poesía (que solo podrá hacer quien haya acumulado un número suficiente de lecturas analíticas previas) para identificar y promover aquella que ofrece la máxima calidad, esto es, aquella que ofrece, como reclamaba Pound, el lenguaje más cargado de sentido, la palabra, intensa y depurada, que suscita la emoción estética, el dicho elocuente que mueve a resplandor.

Este es el enlace del cuestionario:(https://www.revistas.usp.br/caracol/article/view/187743/173417)

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