Me gusta la poesía y me gusta el sexo. No debe sorprender, pues, que la poesía erótica siempre me haya fascinado. La he leído mucho y hasta la he escrito: con Unánime fuego quise explorar, en prosa, los tumultuosos recovecos de la concupiscencia; con La montaña hendida pretendí componer un poemario pornográfico, pero palideció en erótico; con Seis sextinas soeces conseguí ser explícito sin dejar de ser —quiero pensar— poético. Lo erótico recorre toda mi poesía, como expresión del deseo fisico, pero también del entusiasmo por estar vivo, del placer sensual que me inspira el mero hecho de existir, y que encuentra su mejor plasmación en el encuentro de los cuerpos (y de las mentes), en el diálogo inacabable de las pieles (y de las almas). Christian Tubau, poeta y editor de Libros de Aldarán, recogió una amplia selección de los poemas eróticos que he escrito a lo largo de los años en Lo profundo es la piel, publicado en 2018.
Este año he querido dar un paso más allá: penetrar un poco más en el asunto, y nunca mejor dicho. He propuesto un curso sobre ambos temas, poesía y sexo, a la Escola d'Escriptura de Barcelona, que lo ha incluido en su programación de otoño. No obstante, esto no significa que vaya a impartirlo: solo lo haré si se matriculan suficientes alumnos. Lo he titulado "El sexo por escrito: poesía erótica universal". La duración es solo de 20 horas. Y subrayo "solo", porque de esta materia podríamos estar años hablando. No obstante, y pese a la brevedad, intentaré transmitir a mis alumnos, si es que llego a tenerlos, ese entusiasmo del que acabo de hablar, ese goce que me procuran los mejores poemas eróticos de la literatura, y también, naturalmente, desentrañar las técnicas y mecanismos por medio de los cuales sus autores llegan a producir, al menos en un lector como yo, ese resultado. Por último, pero no por ello menos importante, guiaré a los alumnos en la composición de un tríptico erótico. La literatura es mímesis: escribimos porque hemos leído. Y así será también en este curso: escribiremos poemas eróticos porque los habremos leído. Estoy seguro de que ambas cosas, escribir y leer, serán divertidas.
El programa del curso es el siguiente:
- Definición y sentido de la poesía erótica en el mundo de la imagen.
- ¿Poesía amorosa? ¿Poesía pornográfica?
- Sensualidad, excitación, melancolía. ¿Obscenidad?
- La poesía erótica desde la Biblia hasta youtube.
- Cómo encender la pasión: la poesía erótica como acto.
- Lo explícito y lo implícito: describir y sugerir, cantar y callar.
- El cuerpo: tratamiento y proyección.
- Poesía erótica masculina y poesía erótica femenina.
- Poesía erótica heterosexual y poesía erótica homosexual.
Y este es el enlace de l'Escola d'Escriptura con toda la información necesaria sobre el curso y la matrícula:
https://campusdescriptura.com/CA/mapa-cursos-presencials#cbp=/inline/CA/curs/El-sexo-por-escrito-poesia-erotica-universal.
https://campusdescriptura.com/CA/mapa-cursos-presencials#cbp=/inline/CA/curs/El-sexo-por-escrito-poesia-erotica-universal.
Como brevísimo prólogo del curso, transcribo este extraordinario soneto votivo, que hace el XVII de la serie, de Tomás Segovia, perteneciente a su libro Figura y melodías (1976):
Un momento estoy solo: tú
allá abajo
te ajetreas en torno de mi
cosa,
delicada y voraz, dulce y
fogosa,
embebida en tu trémulo
trabajo.
Toda fervor y beso y
agasajo,
toda salivas suaves y jugosa
calentura carnal, abres la
rosa
de los vientos de vértigo en
que viajo.
Mas la brecha entre el goce
y la demencia,
a medida que apuras la
cadencia,
intolerablemente me disloca,
y al fin se rompe, y soy ya
puro embate,
y un yo sin mí ya tuyo a
ciegas late
gestándose en la noche de tu
boca.
Ahora ya solo me faltan los alumnos.
XIX
ResponderEliminarLos cuerpos,esferas,se reúnen.
Se unifica la saliva
y circula
desde la migraña hasta el glande,
desde el sudor de la habitación
hasta las flores más negras.
Somos la saliva que gira en los miembros numéricos,
la saliva acoplada al vértigo.
Tu piel se adentra, se duplica,
cristaliza como el árbol,
ríe geológicamente,
y yo la persigo con mi piel, con la culata de la piel,
con la masticación que Corona el latido.
Oigo el cuerpo,
su tránsito de bulbos,su río haciéndote,
haciéndome,
erguido bajo tus piedras
y tu conciencia.
No veo nada, salvo el círculo,
que es nocturno,
sed de luto
que me procura íntimos intestinos
y penumbras blandas
y besos trastornados.
Bebo,pues,bebemos,
coordinados las glándulas,
nos bañamos en carne,
las baldosas son carne,
el edredón es carne,
y los líquidos en el límite de la fuga,
y el estertor de las nalgas,
y el signo igual que componemos
en esta penumbra que conserva
los enseres de nuestra Soledad.
Qué rumor de vientres simultáneos.
Qué prisas de bocas
extrayendo,culpables,
lo último de nuestros cuerpos.
La montaña endida.
Eduardo Moga
Bassari Ediciones.
El primer libro tuyo que leí; desde entonces supe que te seguiría leyendo.
Gracias por tantas y buenas tardes leyéndote.
Un abrazo.
Los votivos de Segovia son sublimes. Incluida alguna errata placentera.
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