domingo, 14 de julio de 2024

Siete limericks


Una loca de Calahorra

blandía un cetro y una porra.

Mas qué poco sabía

de vexilología

esa loca de Calahorra.


Tenía un grano colosal

aquel severo general.

Y en el grano se ponía

las medallas que tenía

el general, tan marcial.


Un peludísimo perrito

persigue a un gorrión, muy contrito.

Pero no trinca al bicho,

ni aunque more en un nicho,

el enmarañado perrito.


Había en Ronda un juez bellaco

que olía peor que el amoniaco.

Ni comía paella

ni ahorraba horrores

el juez de Ronda, tan bellaco.


Un carpintero muy canijo

le dijo una vez a su hijo:

si bebes piedras

y comes agua,

lucirás gordo como un botijo.


Había en el zoo un leopardo

muy triste que se llamaba Eduardo.

Tan flojo rugía

que las manchas se le caían

al pobre leopardo Eduardo.


Un proctólogo en Barcelona

visitaba a una señorona.

Y el dedo espeleólogo

lamía con deleite

la escudriñada señorona.


2 comentarios:

  1. Me recuerdan a los textos de los libros de Edward Gorey

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  2. Eduardo, esto no es para mí. ¡ Qué calor!
    Besos fresquitos.

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