domingo, 19 de noviembre de 2023

El peso de este mundo. Haikus con mariposa

La editorial La Garúa, nacida en la populosa ciudad de Santa Coloma de Gramenet, uno de esos lugares, en el cinturón industrial de Barcelona, que recibieron el aluvión de la inmigración del resto de España en los años cincuenta, sesenta y setenta, y que, quizá por eso, lleva décadas desarrollando una intensa actividad cultural, y particularmente poética, en la que priman el compromiso social, el mestizaje y la audacia, la editorial La Garúa, decía, es ya un veterano sello de poesía, con veinte años largos de vida y más de un centenar de títulos en su catálogo —entre los que figuran algunos grandes nombres de la lírica actual—, que ha sufrido algunos parones, obligada por las circunstancias, pero que siempre renace, pese a todas las adversidades, que en la poesía son muchas. Su capacidad de supervivencia está directamente vinculada a la personalidad resistente de su creador y editor, el también poeta Joan de la Vega. En la etapa que ahora inicia, ha inaugurado una nueva colección, de haikus, dirigida por uno de los poetas españoles que mejor conoce las tradiciones literarias orientales, gracias a su larga estancia en la India, Jesús Aguado. El haiku es la creación más universal de la literatura japonesa —más que el Genji monogatari, más que el teatro No, más que Mishima—: se ha difundido por el planeta y ha sido adoptado por todas las lenguas. Para explicar su éxito, se suele recurrir a su simplicidad. Y, es cierto, el haiku es una composición sencilla, pero su sencillez es engañosa. Captar, con toda su pureza, un momento de la vida, apresar en diecisiete sílabas la fugaz ligereza de lo que nos sucede, aunque lo que nos suceda sea doloroso, dibujar la plenitud del ser con una leve pincelada de apenas tres versos, y todo ello sin enjoyamiento, sin convertir el poema es pedrería metafórica, sino preservando la palpitación de lo vivo, la transparencia de la palabra verdadera, es de una dificultad diabólica. Quien lo probó lo sabe. El primer volumen de la colección de haikus de La Garúa, con el paradójico pero muy pertinente título de El peso de este mundo. Haikus con mariposa, es una antología de estos delicados tercetos, dedicados a las mariposas. Esta ha sido la “palabra de estación” utilizada para articular el libro: el motivo singular que, en la literatura nipona clásica, vincula las composiciones con una estación del año. No sé ahora mismo si la mariposa es una palabra de estación establecida en la tradición del haiku, pero da igual: en estos poemas funciona como espinazo colectivo, y lo hace fundiendo su propia levedad, la del frágil lepidóptero que colorea los paisajes del mundo, con la levedad constitutiva del haiku. Jesús Aguado firma un breve prólogo (no podía ser largo), inspirado en lo que han escrito sobre las mariposas Rafael Argullol, Marina Tsvietaieva, Erri de Luca, Christian Bobin, Ramón Gómez de la Serna y Mario Satz, y setenta y seis poetas colaboran en ella, entre los cuales celebro encontrar a muchos amigos admirados, como José Ángel Cilleruelo, Ernesto Hernández Busto, Ricardo Virtanen, Juan Manuel Uría, los propios Jesús Aguado y Joan de la Vega, Hilario Jiménez, Alejandro Duque Amusco y Agustín García Calvo. Me alegro también de que la selección incluya a otro amigo, el malogrado Manuel Lara Cantizani, fallecido en 2020, y algunos nombres grandes de la poesía en español, como José Juan Tablada —acaso el primer cultivador del haiku en nuestra lengua— o José María Millares Sall. He dicho que son setenta y seis los poetas antologados, pero voy a compartir un secreto: en realidad, son setenta y tres. El antólogo nos ha confesado que tres nombres son apócrifos. Yo ya he descubierto dos, pero aún ando a la busca del tercero. Aunque no importa. Lo realmente importante es disfrutar de esta muestra certera de los deliciosos poemas japoneses.

He aquí una pequeña muestra de la antología:

Señal de tráfico.
La mariposa vuela
desorientada.

    Susana Benet

Le resta un gramo
al peso de este mundo
la mariposa.

    Vicente Gallego

Me paro a ver
cómo la mariposa
también medita.
    Antonio Moreno

La mariposa
reparte sus temblores
en el cristal.

    Antonio Luces

Dos mariposas
apareadas, quietas,
como si nada.

    Isabel Escudero

las mariposas
que vuelan en tu estómago,
¿lo hacen por mí?
    Ferran Fernández

La mariposa
no sabe que la miro
cuando me ve.

    Manuel Lara Cantizani

Bajo la vía láctea
la mariposa
de la cometa.

    Samuel Yee Rangel

Y estos son los dos que yo he aportado:

Bisagra leve,
hipérbole de alas,
la mariposa.

La mariposa
resiste el vendaval:
es un milagro.

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