Tras mis haikus antinavideños del pasado 9 de diciembre, mi reacción natural ante la avalancha de estímulos propios de estas fechas tan señaladas —compra, ríe, reúnete con la familia, reza, canta villancicos, come, bebe, sigue comprando, sé feliz, haz un viaje, tómate las uvas, felicita la Navidad y desea próspero Año Nuevo incluso a la gente que no conoces de nada, admira las luces (y al alcalde que las ha instalado), no te olvides de la lotería, disfruta de los turrones y la paga doble, ve a esquiar, no dejes de comprar— que, como cada año, nos sepulta inmisericordemente desde principios de noviembre y nos tendrá intoxicados hasta el 6 de enero, hoy quiero felicitar la Navidad. En esto de la Navidad, soy como Buñuel, que era ateo gracias a Dios. Y tampoco he temido nunca la contradicción, que no me parece indeseable si ambos términos de la oposición contienen verdad. Por eso quiero aprovechar esta humilde ventana para desear a todos unos días de paz en este caluroso diciembre y unos tiempos mejores en 2024. Por lo pronto, ojalá cesen las masacres en Gaza, en Ucrania y en todos los olvidados rincones del mundo donde la gente, con tenacidad inverosímil, sigue matándose. Y, aunque sé que no es posible, ojalá quienes sufren, que somos todos, dejemos de sufrir. Sigamos vivos, pues, y gocemos.
Para materializar este deseo y esta felicitación, y que no sean meras proclamas lanzadas al viento de la indiferencia, he escrito este madrigal, cuyo asunto, me parece, es uno de los pocos que aún puede hermanarnos a todos.
Navidad, 2023
A quién amaré que ame
enamoradamente, que desame,
si así sucede, con amor constante,
que, amante, amando, embeba
el mar de tanto amar que nada pueda
desacatar lo que ama
ni se turbe el amor en su mirada.
Inamante, a ese yo
acudiré no para ser amado,
sino para sumirme en el amor
y ser por el amor multiplicado.
Pues eso, que Feliz Navidad.
A quién amaré que ame
enamoradamente, que desame,
si así sucede, con amor constante,
que, amante, amando, embeba
el mar de tanto amar que nada pueda
desacatar lo que ama
ni se turbe el amor en su mirada.
Inamante, a ese yo
acudiré no para ser amado,
sino para sumirme en el amor
y ser por el amor multiplicado.
Pues eso, que Feliz Navidad.
Feliz Navidad. Y que 2024 sea un año de Paz para todo el mundo. Un abrazo.
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