sábado, 16 de noviembre de 2024

Transfiguraciones

Acaba de aparecer mi traducción de la poesía reunida del poeta estadounidense Jay Wright, publicada por Hojas de Hierba Editorial, en edición bilingüe, con el título de Transfiguraciones: incluye los siete libros que Wright dio a la imprenta entre 1971 y 1991, más uno inédito, y que fueron compilados en Transfigurations: Collected Poems (Baton Rouge, Louisiana State University Press, 2000). Jay Wright es un poeta apenas conocido en España, pero que goza de un gran prestigio en los Estados Unidos, donde ha sido estudiado y ensalzado por Harold Bloom, para quien la obra de Wright está a la altura de Rilke, Hölderlin, Hart Crane, Robert Hayden, Paul Celan y Luis Cernuda, “ese maravilloso poeta español de lo Sublime”. He dedicado un año largo de mi vida a verter al mejor español posible a este autor inclasificable, crisol de múltiples culturas y tradiciones literarias, cultísimo, que atraviesa el espacio de lo trascendente sin dejar de la mano lo radical, incluso lo vulgarmente humano, y que lo hace con un lenguaje fulgurante a menudo, pero también árido a veces, sembrado de símbolos que crecen en alegorías, de metáforas que se revelan como luminosas oscuridades, de visiones religiosas en las que la religión no es un credo desecante, sino el reactivo que dispara el yo, sean cuales sean sus creencias, a una íntima reconciliación con el mundo. La traducción de estos ocho extensos libros no ha sido fácil, pero, como decía el gran Lezama Lima, sólo lo difícil es estimulante. Así pues, he debido extremar el cuidado en el traslado de imágenes complejas, cuyos elementos integrantes provenían, en muchos casos, de culturas o cosmogonías africanas, o bien de un lugar que me resultaba mucho más cercano, México, pero cuyas tradiciones indígenas e hispana Wright mezclaba con fervor de alquimista. La vida viajera e ilustrada del poeta americano ha dado lugar a una poesía riquísima de ecos e influencias, que tejen un sofisticado tapiz intertextual, y entregada, entre otros propósitos, al retrato crítico de la esclavitud y a la reivindicación de las culturas negras en África y en los Estados Unidos.

Transcribo a continuación un fragmento del prólogo que he escrito para el volumen:

La característica más sobresaliente del estilo de Jay Wright es la solidez y compacidad de su mundo simbólico. El poeta transita por los espacios laberínticos de otras cosmogonías y extrae de ellas las metáforas, las alegorías, de las que se sirve para construir sus poemas. Parte de uno o varios suelos culturales concretos, de unas realidades quizá alejadas pero casi siempre reconocibles, para erigir su propio cosmos en el espacio del poema, en el que esas imágenes forasteras se disponen con plena naturalidad y transmiten toda su fuerza, toda su verdad, a la realidad en la que se proyectan. Wright no da pistas de lo que significan sus símbolos: no practica la exégesis embozada que muchos poetas se sienten obligados a hacer para que el poema sobreviva. Tampoco cede al histrionismo: no hay demasía en sus imágenes. Si el huevo representa el mundo para los dogón —y dentro del huevo había un grano de fonio que estalló y produjo el universo, una explicación del origen de la vida que presenta un asombroso parecido con la teoría del big bang—, Wright trae el huevo al poema y habla de él con la misma naturalidad con la que hablaría del árbol que ve por la ventana o de la camisa que se ha puesto hoy: da por supuesto que el lector comprenderá no el significado original del mito —que no puede sino desconocer, a menos que sea un experto en religiones africanas—, pero sí su importancia embrionaria, su sentido fundacional: del huevo nace la vida; del huevo hemos nacido también nosotros. De esta coherencia en el uso de los símbolos se desprende el hermetismo del que, a veces, se ha acusado a Wright. Pero ese hermetismo —al que tan poco dada es la cultura anglosajona— no es tal, sino, una vez comprendido —y aceptado— el mecanismo de sustitución que supone, claridad cegadora. El hermetismo (o las «rarezas sintácticas» que también se le han atribuido) se desprende de los versos de Jay Wright como el olor de las cosas se desprende de las cosas. No es una pose ni una incapacidad, sino una consecuencia natural. Y las cosas no son incomprensibles, sino solo ellas mismas: seres que existen alentados por una articulación concreta de los elementos de la materia; realidades que se nos ofrecen en el mundo como encarnación del mundo.

Y este es el poema “La sintonía ritual”, del libro Explicaciones/Interpretaciones (1984):

Ahora entraré en la casa de la aflicción.

Rey, llévame, más allá de mí, a la muerte.
Consciente del rey de todas las cosas,
vengo, regio en mi propósito,
de una ardiente oscuridad.
Acompásame ahora;
me acompaso con tu amor
y tus anhelos de muchos ojos,
con tu mirada más incisiva a la vida.

Soy las contradicciones que haces de mí.
Escalado, trepo a tus árboles.
Pongo los huevos, uno a uno,
y los amamanto.
Y en mi signo crío
la brillante semilla de mi espíritu.

Soy dos cabezas en una,
dos vidas en una.
Acabo mi vida con una doble visión.
Cuando me comáis, pasaos
esta doble acción entre vosotros.

El amor es meter en casa ajena
una criatura acuñada con el dolor más profundo de la visión.

Aquí, criatura del cielo,
te rodeo con mi signo,
y miro tu lecho conyugal,
y miro tu muerte.

[The Ritual Tuning. Now I will enter the house of affliction.// King carry me above myself in death./ Awake to the king of all,/ I come, regal in my purpose,/ out of the heated darkness./ Tune me only now;/ I tune myself to your love/ and your many-eyed longings,/ to your deepest look into your life.// I am the contradictions that you make me. Scaled, I climb your trees./ I lay my eggs, one by one,/ and suckle them./ And in my sign I raise/ the bright seed of my spirit.// I am two heads in one,/ two lives in one./ I end my life in a double vision. When I am eaten, you pass/ this double deed among yourselves.// Love is to enter another’s house/ a creature coined from vision’s deepest pain.// Here, creature of heaven,/ I surround you with my sign,/ and look upon your marriage bed,/ and look upon your death].


[Jay Wright, Transfiguraciones, traducción y prólogo de Eduardo Moga, Sevilla, Hojas de Hierba Editorial, 2024, 972 pág.: https://hojasdehierba.com/libros/transfiguraciones/]

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