lunes, 16 de enero de 2023

Fonollosa vive

En 2022 se cumplió el centenario, junto con el de varios autores y obras mundialmente célebres —Joyce, Eliot, Vallejo, Proust—, de José María Fonollosa, aquel poeta barcelonés que llevaba escribiendo toda una vida —en España y en Cuba, a donde había emigrado, y donde, además de publicar un romance de 4.000 octosílabos en un periódico habanero, vendió licores y estampas religiosas—, pero que no fue descubierto hasta los años noventa, cuando Pere Gimferrer leyó los poemas de Ciudad del hombre: Nueva York, que en realidad había nacido, y se publicaría después, como Ciudad del hombre: Barcelona. Para la difusión de aquel escritor que había renunciado a leer poesía contemporánea —después de haber publicado un puñado de poemas en la posguerra que acusaban la influencia de los autores del 27— para no sufrir ningún influjo y desarrollar una obra solo deudora de sí misma, fue fundamental la intervención de la ya extinta DVD ediciones, al mando de Sergio Gaspar, que dio a conocer la poesía de Fonollosa bajo su verdadero título, en 1996: Ciudad del hombre: Barcelona, una edición parcial pero rigurosa de su obra, de la que fue responsable José Ángel Cilleruelo, quizá la persona que más haya hecho por difundir la poesía de José María Fonollosa. El mismo Cilleruelo se ha encargado de la edición de los 236 poemas que integran el libro en Ciudad del hombre, publicado por Edhasa en 2016. Con el centenario de Fonollosa, un grupo de amigos —Javier Gil Martín, Julio Mas Alcaraz, Raúl Nieto de la Torre, Carmen Beltrán y Enrique Cabezón—, arremolinados en torno a la alternativa, artesanal, resistente, riojana y magnífica ediciones del 4 de agosto, han decidido celebrar el acontecimiento publicando Ciudad Fonollosa (versiones y perversiones para un centenario), una antología de poemas escritos por autores actuales e inspirados en alguno de los poemas del catalán, que reúne veintisiete piezas de otros tantos poetas y sus pares fonollosianos, en la dilatada colección “Planeta Clandestino” (en la que el volumen hace el número 246). Agradezco a sus promotores que hayan contado conmigo para el proyecto y celebro haber contribuido a él, junto con tantos amigos y poetas admirados: María Ángeles Pérez López, Enrique Cabezón, Víktor Gómez Ferrer, Nacho Escuín, José Ángel Cilleruelo, Julio Mas Alcaraz, Sergio Gaspar, Federico Gallego Ripoll y Javier Gil Martín. Este es el poema inédito que he dado al libro:

[HUIMOS DE LA INCERTIDUMBRE…]

Huimos de la incertidumbre como de las serpientes
y perseguimos las seguridades con que nos halaga el 
mundo:
otro amanecer, nuestra cara en el espejo,
la piel que nos arropa, alguna esperanza
(una nueva promesa de que el mundo continuará,
y nosotros con él). Sin embargo, no es menester
buscar las certezas en las sombras exteriores, tan parecidas
a la luz. La mayor, acaso la única certeza,
tenebrosa y diáfana, vive adentro,
en el pantano de la conciencia: no seremos.
Ser es circunstancial; no ser es inequívoco.
Volveremos a la nada primigenia,
que nos ha alojado antes de esta interrupción
banal, y que volverá a acogernos para que afluyamos
ilimitadamente al mar de la inexistencia.
Otra vez nos acunaremos en el vacío,
aunque no haya cuna, ni vacío, ni nosotros:
solo nada, una nada desgajada de la piel,
desprendida de la nada que fuimos,
que rodará, sin principio ni fin ni tiempo, hasta la negación
última, que será también la primera.

Y esta es la composición de Fonollosa que lo ha inspirado, el ya célebre poema prologal de Ciudad del hombre, que encontraron en su mesa de trabajo el 7 de octubre de 1991, el día de su muerte:

No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad.

No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes.

Porque esos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro.

Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.



4 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu inclusión en el poemario.

    ResponderEliminar
  2. Tú también, Eduardo, has contribuido con fuerza y ganas a que se conociese la obra de Fonollosa. Los amigos "arremolinados" en torno a Ediciones del 4 de Agosto han llevado adelante una iniciativa que debe valorarse muchísimo. Más todavía al ver que este centenario apenas ha aparecido en los medios culturales. Fonollosa es, seguramente, el poeta principal de la ciudad de Barcelona, con permiso de Verdaguer y algún otro, y, a través de ella, de su gente y sus calles, uno de los poetas de la ciudad del hombre. Los agentes culturales de Barcelona no parecen haberse enterado todavía. Y todavía será nunca, seguramente, en el caso de Fonollosa, que jamás lo tuvo fácil.

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, querido Sergio. El centenario de Fonollosa ha pasado mayormente inadvertido, y es una pena. Por eso el homenaje de los amigos de Logroño, y de otros sitios, es tan importante. Y yo me alegro mucho de que estemos ahí. Un abrazo.

    ResponderEliminar