Acaba de publicarse La vuelta al mundo en 80 museos, una recopilación de las crónicas de las visitas que hemos hecho el poeta y escritor Agustín Calvo Galán y yo mismo a una serie de museos de todo el mundo (excluida Oceanía), y que ambos hemos publicado en nuestros respectivos blogs en los últimos años: él, en uno específicamente dedicado a esta labor, Mis museos favoritos (mismuseosfavoritos.blogspot.com), y yo, en los dos que tengo abiertos desde 2013, aunque hoy solo el segundo —este en el que ahora escribo— sigue activo: Corónicas de Ingalaterra (eduardomoga.blogspot.com) y Corónicas de Españia (eduardomoga1.blogspot.com). Se trata, pues, de un libro a cuatro manos, el primero en el que participo, y que estoy muy satisfecho de haber concluido con un excelente escritor y amigo como es Agustín Calvo Galán. También estoy contento de que La vuelta al mundo en 80 museos haya visto la luz en Trea, la editorial en la que felizmente publiqué el poemario Mi padre en 2019, y la única en España, que yo sepa, que presta una atención especial a la museología en su colección “Ciencias y técnicas de la cultura”. Trea ha hecho un magnífico trabajo de edición, incorporando al texto imágenes de los museos descritos que han enriquecido el libro.
Esto decimos en el prólogo:
Con los museos, hoy, la mayoría de la gente observa una de estas dos actitudes: de respeto reverencial o de completa indiferencia. Muchos ven los museos como instituciones venerables, inmunes al paso del tiempo, que albergan muchas cosas importantes para la cultura, así, en general, y que queda muy bien conocer cuando uno está de viaje y se encuentra con alguno, cuanto más importante, mejor. Como el Partenón o El Corte Inglés. Luego podrá decir que los ha visitado, y eso contribuirá a su prestigio mundano. Muchos otros, por su parte, sienten tanto interés por los museos como por la física cuántica: los museos forman parte, para ellos, de un abstruso conglomerado de entidades con las que no han tenido, ni piensan tener nunca, contacto alguno; sitios que no divierten, silenciosos, en penumbra, donde hay que leer (cartelas, rótulos, pósteres, informaciones, documentos), donde apenas se puede hablar, donde no se puede tocar. Como iglesias, vamos: un tostón.
Nosotros, en cambio, vemos los museos como lugares de placer. Sorprendentemente, nos atraen. Y no solo por su reputación, su valor simbólico o su peso cultural, sino, sobre todo, por sus características físicas. Los museos suelen ser islas de paz en el tráfago de las ciudades —con la excepción de los más monstruosos: el Louvre, el Museo Británico, los Museos Vaticanos…—, por las que se puede caminar y charlar con sosiego; ofrecen constante estímulos visuales, que pueden resultar tan euforizantes como un partido de voleibol de playa femenino (o masculino); acostumbran a tener bares tranquilos, jardines coquetos y librerías interesantes, llenas de objetos curiosos, donde tomarse un café, tomar el sol, tumbados en la hierba, o comprar algún hermoso volumen de arte o un imán para la nevera; y, en suma, ofrecen a la inteligencia y a la sensibilidad, ordenados y explicados, amplios aspectos del arte y la cultura humanos. Tampoco hay que desdeñar su función de refugio: el aire acondicionado de cualquier museo madrileño (y no digamos de Nuakchot) puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte en una tarde de agosto. Los museos —y esto es lo más sorprendente— procuran espacio para la aventura: en sus salas hemos hecho amigos, conocido a amantes, vivido momentos risibles o trágicos; hemos demostrado nuestra ignorancia o nuestra erudición; nos hemos carcajeado de los demás y de nosotros mismos; hemos pasado tardes de soledad y melancolía, y renovado nuestra fe en la capacidad del ser humano para sobreponerse, gracias al arte, a sus calamidades y su mezquindad. Los museos son campos de felices batallas; circos de muchísimas pistas que, a diferencia de los circos de payaso y domador, huelen bien; campos de carreras en las que nadie corre, salvo nuestra sensibilidad y nuestro pensamiento. Los visitamos, pues, antes que otros sitios, fascinados por los placeres que vayan a procurarnos, que sabemos numerosos. Y, como somos gente de letras, nos gusta, además, recoger nuestras impresiones —el recuerdo de esos placeres— en crónicas que disfrutamos poniendo a disposición de los demás. (...)
Las crónicas no obedecen a ningún plan preestablecido ni a voluntad sistemática alguna, sino al mero gusto del viajero y al azar. Los dos sabemos que los descubrimientos más sabrosos —y más memorables— son los que no estaban previstos, más aún, los que ni siquiera se sospechaban. El carácter caprichoso de nuestra aproximación a los museos explica que este libro no incluya muchos de los principales del mundo, y sí, en cambio, otros pequeños —incluso minúsculos—, laterales —y hasta esquinados— y desconocidos que nos han seducido o, por lo menos, intrigado. Estos suelen ser, también, los más amables: lugares donde uno no ha de hacer colas de varias horas, ni ver a la carrera las piezas más codiciadas, porque hay varios millones más de turistas que también quieren verlas, ni cargar con la chaqueta y la mochila porque las taquillas están llenas (aunque a veces haya de hacerlo igualmente porque no hay taquillas). Pese a la omisión de tantos grandes museos —el Prado, sin ir más lejos, no es reseñado aquí, pese a valer más que la república y la monarquía juntas, como dijo Manuel Azaña; tampoco lo es el museo del Real Madrid, el más visitado, ay, de España—, creemos que estos tienen ya muchos medios para darse a conocer y muchos escritores que los defiendan. Nuestros humilde atención se ha dirigido, preferentemente, a esos lugares menos célebres, a veces arrinconados, pero con frecuencia depositarios de tesoros no menos asombrosos que los albergados por los grandes, que nos ha parecido de justicia divulgar. En total, son ochenta museos de cuatro continentes —solo Oceanía ha quedado fuera de nuestro radar, pero todo se andará—, con una especial atención a los españoles y británicos. Lo consideramos un número significativo, aunque sea pequeño en comparación con los miles de museos existentes en el mundo. Solo en dos casos, el de las Termas Romanas de Bath y el del Parque Arqueológico de las Minas Prehistóricas de Gavà, la crónica se duplica. Pero es lógico: los visitamos juntos. (...)
Y este es el índice del libro, con la indicación al lado de la autoría de cada entrada:
MUSEOS EN ESPAÑA
Museo Arqueológico Provincial de Badajoz (EM)
Museo de Arte Abstracto Español (Cuenca) (ACG)
Museo Europeo de Arte Moderno (Barcelona) (EM)
Museo Nacional de Arte Romano (Mérida, Badajoz) (EM)
Museo de Bellas Artes (Badajoz) (EM)
Casa Museo Benlliure (Valencia) (ACG)
El Born Centro de Cultura y Memoria (Barcelona) (EM)
Casa Museo Cal Gerrer (Sant Cugat del Vallès, Barcelona) (EM)
Casa Museo César Manrique (Haría, Lanzarote) (EM)
Museo Etnográfico González Santana (Olivenza, Badajoz) (EM)
Museo del Ferrocarril de Madrid (EM)
Hash, Marihuana & Hemp Museum (Barcelona) (EM)
Museo de Historia de Barcelona (ACG)
Casa Museo de los Ingleses (Punta Umbría, Huelva) (ACG)
Centro José Guerrero (Granada) (ACG)
Museo de Maricel (Sitges, Barcelona) (ACG)
Parque Arqueológico de las Minas Prehistóricas de Gavà (Gavà, Barcelona) (EM y ACG)
Museo del Pueblo Gallego (Santiago de Compostela, A Coruña) (ACG)
Museo del Romanticismo (Madrid) (EM)
Casa Museo Rosalía de Castro (Padrón, A Coruña) (ACG)
Museo Sefardí (Toledo) (ACG)
Museo Sorolla (Madrid) (ACG)
Thermalia, Museo de Caldes de Montbui (Barcelona) (ACG)
Colección Visigoda del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida, Badajoz) (EM)
MUSEOS EN EUROPA
Museo Alvar Aalto (Jyväskylä, Finlandia) (ACG)
Fundación Arpad Szenes-Vieira da Silva (Lisboa) (ACG)
Museo Nacional de Arte Antiguo (Lisboa) (ACG)
Museo Británico (Londres) (EM)
Museo Nacional Marc Chagall (Niza, Francia) (EM)
Museo de Charles Dickens (Londres) (EM)
Museo Nacional de Chipre (Nicosia) (EM)
Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia (Roma) (ACG)
Museo Foundling (Londres) (EM)
Galería de Arte Guildhall (Londres) (EM)
Museo Imperial de la Guerra (Mánchester, Reino Unido) (EM)
Museo de Hallstatt (Hallstatt, Austria) (ACG)
Museo y Jardines Horniman (Londres) (EM)
Museo Hunterian (Londres) (EM)
Museo del Jardín (Londres) (EM)
Casa Museo de John Keats (Londres) (EM)
Museo Lenbachhaus (Múnich, Alemania) (ACG)
Museo Louisiana de Arte Moderno (Humlebæk, Dinamarca) (EM)
Fundación Maeght (Saint Paul de Vence, Francia) (ACG)
Museo Municipal (Subotica, Serbia) (EM)
Museo del Palazzo Poggi (Bolonia, Italia) (ACG)
Museo Palladio (Vicenza, Italia) (ACG)
Museo de la Fundación Pierides (Lárnaca, Chipre) (EM)
Museo Polar (Cambridge, Reino Unido) (EM)
Museo de la Policía del Gran Mánchester (Mánchester, Reino Unido) (EM)
Galería Nacional de Retratos (Londres) (EM)
Pabellón de la Secession (Viena) (ACG)
Casa Natal de Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Reino Unido) (EM)
Museo de Sherlock Holmes (Londres) (EM)
Museo John Soane (Londres) (EM)
Termas Romanas (Bath, Reino Unido) (ACG y EM)
Casa Museo de Thomas Carlyle (Londres) (EM)
Museo Toulouse-Lautrec (Albi, Francia) (ACG)
Tumbas Reales (Vergina, Grecia) (ACG)
Museo Victor Horta (Bruselas) (ACG)
Colección Wallace (Londres) (EM)
MUSEOS EN ÁFRICA
Museo Nacional del Bardo (Túnez) (EM)
Museo Egipcio (El Cairo) (ACG)
Big Hole (Kimberley, Sudáfrica) (ACG)
Museo del Distrito Sexto (Ciudad del Cabo, Sudáfrica) (ACG)
MUSEOS EN AMÉRICA
Museo Nacional de Antropología (Ciudad de México) (ACG)
Museo Benito Quinquela Martín (Buenos Aires) (ACG)
Museo Mural Diego Rivera (Ciudad de México) (ACG)
Casa Taller de Frank Lloyd Wright (Oak Park, EE.UU.) (ACG)
Museo Legión de Honor (San Francisco, EE.UU) (ACG)
Casa Loma (Toronto, Canadá) (ACG)
Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (Santo Domingo) (EMB)
Museo Naval de México (Veracruz, México) (ACG)
Museo Yámana (Ushuaia, Argentina) (ACG)
MUSEOS EN ASIA
Museo de Arte Islámico de Kuala Lumpur (ACG)
Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio (ACG)
Museo Baba Nyonya (Malaca, Malasia) (ACG)
Museo de las Civilizaciones Anatolias (Ankara) (ACG)
Museo de Dubái (ACG)
Museo Peranakan (Singapur) (ACG)
Museo Nacional de Tokio (ACG)
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