domingo, 21 de febrero de 2021

Elogio de la teta

Nayagua, publicada por la Fundación Centro de Poesía José Hierro, de Getafe, es una de las mejores revistas poéticas de España. En una primera etapa, publicaba en papel, pero, como en tantos otros casos, las exigencias de la economía y las posibilidades abiertas por la tecnología la han vuelto exclusivamente digital. La factura sigue siendo excelente, pero reconozco que añoro aquellas revistas gordezuelas —Nayagua siempre ha sido una publicación hospitalaria y crecedera—, que podían olerse y tocarse, disfrutarse también sensorialmente, y con las que engolfarse en una butaca o, mejor, un sofá, en las que publiqué algunos poemas y reseñas. Acaba de aparecer el número 32 de su segunda época, en febrero de 2021, segundo año fatídico. Como señala en el editorial Julieta Valero, la directora técnica de la Fundación, la revista no pudo ver la luz en 2020, primer año fatídico, por razones obvias, pero aparece ahora "con multiplicada proteína". Muy multiplicada, sin duda, porque la nómina de colaboradores —entre los que figuran muy buenos amigos (y también algún enemigo)— es amplia y de calidad, y sus aportaciones recorren todo el arco estilístico y temático de la poesía española actual. Mi contribución al número es plural: aporto tres poemas: "El fin del mundo se acerca", perteneciente al libro inédito Todo queda en nada; y dos elogios: de la teta y de la otra teta, del libro asimismo inédito Elogios. También publico una reseña de Hasta que nada quede, la poesía completa de José Antonio Martínez Muñoz, uno de esos buenos poetas cuya bondad, me parece, ha camuflado injustamente la vida en la periferia.

Reproduzco aquí "Elogio de la teta":

Cuando la ternura se amontona, eso es una teta. Los conductos más amables, la piel más compasiva, las redondeces más redondas se reúnen en la teta. Y, en la cúspide, hemisferio supernumerario que completa el hemisferio mayor, boya de la bola, casquete de la maravilla, el pezón, en el que recae la responsabilidad de la teta, como en el director de orquesta recae la responsabilidad de la orquesta. La teta nos faculta para la vida, pero no solo porque nos alimenta, sino porque nos transmite esperanza: porque, aferrados a ella, comprendemos que el bien existe, que los anhelos a veces se cumplen, que no todo muere: el consuelo que nos procura es imperecedero. La teta llena el vacío de la vida. Su plenitud se nos derrama en las manos como una doble certidumbre: es una tromba de firmeza y una tromba de desazón. La teta se nos arrima a los ojos —y se nos mete por ellos— como si quisiera prendernos fuego, pero, en realidad, nos aduerme, y el sueño que nos inspira está poblado de ascuas y frescor. Alguna teta es intrincada, arterialmente laberíntica; alguna otra, huidiza o lánguida, monacal o taciturna; alguna más ostenta carmesíes desencajados, u ocres agónicos, o ángulos. Ninguna, empero, es excesiva. La teta existe porque sí, sea cual sea su cariz, vaya a donde vaya, aunque se resfríe, aunque se desoriente al doblar una esquina, aunque no encuentre las gafas o las llaves. La teta respira con todo el derecho de ser teta, con la fuerza de su miel convexa y rosa. La teta es la cárcel donde recobramos la libertad, la boca que se nos traga, el vientre de la ballena al que nos acogemos, el vientre de la madre vuelto del revés. La cúpula de la teta nos ampara, como ampara la de San Pedro a los creyentes, como amparan las copas de los árboles a quienes penan a la intemperie, como ampara el guante a la mano aterida. La teta es la guarida en la que nos refugiamos de un mundo sin tetas: de un mundo trágicamente cóncavo. Ninguna teta ha cometido jamás una injusticia; no hay teta cruel. La teta es solar y umbría; lacta como lactan las nubes en abril, mansamente, azulmente. La teta se abre como una flor, pero sus pétalos nunca se alejan de su centro, sino que se cierran sobre él: es un puño que acaricia. Y nunca miente: su areola constituye un dogma; su entereza, una afirmación. Aun caída y hasta exhausta, la teta no dimite: nos abisma en la inocencia; nos unce a la felicidad.

1 comentario:

  1. Este enlace nos lleva directo a tus poemas: https://issuu.com/hellen544/docs/nayagua_32_issuu/39?ff

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