Que las plantas no se me mueran. Comprar calcetines divertidos. Que mi madre no se caiga. Que se publique el poemario que debería haber aparecido en 2019. Dejar de usar mascarilla. Tomar menos azúcar. Hacer el amor alguna vez. Que nadie vote a VOX. Seguir escribiendo. Que se hagan menos videoconferencias en el trabajo, o que no se haga ninguna. Que Trump se marche. Que Maduro se marche. Que Bolsonaro se marche. Limpiar la plata. Aprender a planchar. Que Raphael se retire. No olvidar a quienes he amado. Que quienes me han amado no me olviden. No perder el tiempo. Que mi hijo encuentre trabajo. Viajar. No leer Patria. Comer menos hidratos de carbono. Ir más al teatro. Que el Real Madrid baje a segunda. Que no se arrasen bosques, ni se llenen los mares de plásticos, ni nos envenenemos de productos químicos, ni los animales se asfixien en el invernadero de la Tierra. Que no se me olvide revisar el coche. Que los políticos digan algo, alguna vez, que merezca la pena. Salir, siquiera fugazmente, del caparazón de pensamiento que nos encierra a todos. Que el dolor no prevalezca. Que la declaración de la Renta me salga a devolver. Ser capaz de intuir; ser capaz de compadecerme. Averiguar en qué contenedor de reciclaje hay que echar la madera. Evitar la grosería y el tópico. Ponerme alguna vez los zapatos que nunca me pongo. Que la gata no se me meta en la cama. No perder la alegría. Ser sincero solo cuando sea imprescindible: preferir la misericordia de la mentira a la descortesía de la sinceridad. Que los obispos españoles participen en el Día del Orgullo Gay. Que resuciten Manuel Vázquez Montalbán, José Luis Sampedro, Nelson Mandela. Volver a Extremadura. Escribir sabroso, lúcido, conciso, veraz. No odiar. Recordar los cumpleaños de la gente a la que quiero. No dejar que el yo me aplaste (ni que aplaste a los demás). Que se instaure la República. Cambiar la mesa de la cocina. Darme de alta en Netflix. Que se alcance la igualdad plena entre hombres y mujeres, pero que no se cometan injusticias por el afán de establecer la justicia. Leer más. Caminar 10.000 pasos al día. Estar más cerca de los amigos (y así ellos, quizá, estarán más cerca de mí). Aceptar que todo es leve e incierto, que nada permanece, que hay que morir. No enseñar el islam, ni ninguna otra religión, en las escuelas. Escuchar a María Callas. Comprar bolsas de basura que no goteen. Que no me aturulle el patriotismo ni ninguna otra patraña colectiva. Que le den el premio Nobel a Antonio Gamoneda. Que en la televisión no haya solo basura. Que Federico Jiménez Losantos se haga monje trapense. Que los más de dos billones de dólares que el mundo gasta al año en armamento, se dediquen a tareas más provechosas. Habituarme a la incertidumbre y la contradicción. Que las lecturas de poemas no sean como misas. Reírme más, aunque no tenga ganas. Dejar de morderme las uñas. Encontrar un sitio donde guardar mis libros, las bicicletas oxidadas de mis hijos, la ropa que mi mujer no se ha llevado. No tirar comida. Decirle a la gente que quiero, que la quiero. Hacer testamento. No enemistarme con un amigo porque este se haya enemistado con otro amigo mío. Que los terraplanistas se den cuentan de que la Tierra es redonda (pero entonces no pasen a creer que está hueca). Que los independentistas catalanes comprendan su error. Que los independentistas españoles comprendan el suyo. Decidir si me opero de los juanetes. Dejar de pensar en quien ha dejado de pensar en mí; no querer estar con quien no quiere estar conmigo. Que la vacuna contra el coronavirus se extienda a toda la población; también a la de los países más pobres. Que el ministerio de Cultura sirva para algo. Que la indignación no sustituya al raciocinio. Que se acaben los peajes de las autopistas catalanas. Obviar el sarcasmo y moderar la ironía, que aúnan la crueldad y el fracaso. Encontrar algún buen poeta en lengua inglesa al que traducir. Pasear más. Vivir.
Feliz 2021 y que todos tus deseos se cumplan, aunque creo que dos de ellos van a ser imposibles (ya sabes que no valgo para animar).
ResponderEliminarBesos.
No solo dos, querida Teresa: muchos más no se van a cumplir. Pero ese es nuestro sino: desear y no ver satisfechos nuestros deseos. (También desear y, si el deseo se ha cumplido, comprobar que tampoco era para tanto). No pasa nada: se trata de ir de derrota en derrota hasta la victoria final. Muchos besos y feliz 2021.
EliminarNada de "volver a Extremadura". En mi casa/tu casa, estás presente. Además, ya no tengo goteras. Un fuerte abrazo Eduardo.
ResponderEliminarLo sé, Jonás, y sabes cuánto valoro tu amistad y agradezco tu hospitalidad. Pero, sí, me apetece volver, aunque solo sean unos días. Procuraré hacerlo cuando la pandemia nos deje. Un abrazo grande y feliz 2021.
EliminarQue se cumplan todos tus deseos, Eduardo. Que nos veamos en 2021 ¡Feliz año!
ResponderEliminarGracias, Marta. Me alegro de saber de ti. Sí: ojalá podamos vernos en 2021. Feliz año también para ti. Un montón de besos.
EliminarWow Eduardo!!
ResponderEliminarDeseo que se te cumplan muchos de tus deseos, la mayoría de los cuales comparto, incluyendo uno...🤭
Ya, si Jiménez Losantos se hace monje trapense, me corto la coleta tan estupenda que tengo😉😂
Que la Ventura te acompañe en este 2021!!!!
¿Te creerás, Yolanda, que me imagino cuál es ese "uno" que incluyes entre los deseos que compartes...?
EliminarGracias por tu comentario. Yo también te deseo un venturoso 2021. Aunque, personalmente, con que sea solo un poco mejor que el nefasto 2020 me conformo.
Muchos besos.
Haces bien en no leer Patria. Feliz 2021!
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, querido Agustín. Nos vemos pronto.
EliminarQue 2021 sea amable también con vosotros.
Ojalá cumplas y se te cumplan todos tus deseos, queridísimo amigo. Ojalá te pueda seguir leyendo muchos años. Un beso grande.🥰🥰🥰🥰🥰🥰
ResponderEliminarMis mejores deseos también para ti, querida Blanca. Yo soy el agradecido por que mi blog y mi poesía tengan a una lectora como tú. Ojalá sigas siéndolo muchos años. Besos a tutiplén.
EliminarQue Eduardo Moga no deje de escribir entradas en su blog, añadiría humildemente.
ResponderEliminarMis mejores deseos para 2021, Eduardo. Un abrazo.
Seguiré con el blog, querida Sandra. Y una de las razones es por contar con lectoras como tú. Adelante con tu poesía, que es muy valiosa, y que sin duda lo será aún más. Cuídate, cuidaos mucho, y feliz 2021. Besísimos.
EliminarQue no deje de deleitarnos con sus entradas en este blog, por supuesto.
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