lunes, 11 de octubre de 2021

El consulado, el vino y la lista de reproducción

Desde Edimburgo me llega el segundo número de los Cuadernos del Consulado, que contiene mi artículo —que fue conferencia online hace algunos meses— "Cernuda en Glasgow", en el que doy cuenta de la tormentosa relación que el autor de La realidad y el deseo mantuvo con la ciudad en la que estuvo exiliado cuatro años y medio, entre enero de 1939 y julio de 1943. Esa estancia, así como, en general, la que vivió en Gran Bretaña —en Surrey, Cambridge y Londres—, fueron desastrosas en lo personal para el poeta (aunque, dada su personalidad, casi todo, a lo largo de su vida, resultó bastante desastroso), pero muy provechosas, más aún, trascendentales, en lo poético. Por eso he subtitulado el trabajo "Un desencuentro poéticamente fecundo". Los Cuadernos del Consulado son una feliz iniciativa de Ignacio Cartagena, que, a su transitoria condición de cónsul general de España en Edimburgo, añade la vitalicia de poeta, de buen poeta, y de hombre preocupado por la cultura. Ambas cosas, conviene recordar, no siempre van juntas: conozco a muchos vates indoctos. Ignacio ha promovido esta colección, de formato modesto pero de ambición grande, para dar cabida a trabajos que difundan las, me parece, escasamente conocidas relaciones literarias y artísticas entre España y Escocia. Si el mío hace el número dos, el primero, firmado por Yolanda Arencibia, se titula "Galdós en Edimburgo". Y otros seguirán, demostrando que el funcionamiento de la administración pública, en este caso consular, no está reñido, sino que, por el contrario, es compatible con la promoción de la literatura y el pensamiento. Un mérito adicional de los Cuadernos del Consulado es que son ediciones bilingües, cuya traducción al inglés corre a cargo de reputados especialistas del Departamento de Lenguas y Estudios Interculturales de la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo. "Cernuda en Glasgow: un desencuentro poéticamente fecundo" puede leerse en https://heyzine.com/flip-book/b8ccf70f8b.html#page/1

Desde Santiago de Chile arriba Vino y literatura. Ensayos literarios sobre la ebriedad, que reúne siete estudios sobre la presencia e influencia del vino en las letras hispánicas, coordinado por la poeta mexicana Ana Franco Ortuño y publicado por LOM ediciones. Ciertamente, la influencia del vino, y de tantos otros espirituosos, en la literatura en español ha sido mucho mayor de lo que sus páginas reflejan, aunque reflejen muchísimo: el vino ha fluido con generosidad por el torrente sanguíneo de innumerables escritores, pero eso, a veces, ha impedido escribir y, en otras ocasiones, no se ha hecho presencia, asunto, elogio o imprecación; canto, en suma. Vino y literatura —en el que participan Raúl Andrés Cuello, Pedro Ignacio Vicuña, Eleni Sikelianos, Ana García Bergua, Richard Gwyn e Inés Garland, además de un servidor— recoge y analiza las formas en que el vino comparece e inspira la obra literaria, y también refiere las experiencias alcohólicas de algunos autores. Mi colaboración se centra en la poesía española, desde los medievales "Denuestos del agua y el vino", incluidos en Razón de amor, de principios del siglo XIII, hasta los poemas del conspicuo libador que fue José Hierro, miembro de una generación generosamente entregada al empine de codo, pasando por el clérigo beodo de los Milagros de Nuestra Señora de Berceo, las arengas contra la intemperancia de Juan Ruiz en el Libro de buen amor, las coplas de Manrique (no las escritas por la muerte de su padre, tan luctuosas, sino otras "a una deuda que tenía empeñado un brial en la taberna") y los poemas de Lope de Vega, Baltasar del Alcázar, Juan de Arguijo, Quevedo, Espronceda, Bécquer, Manuel Machado, Salvador Rueda, Alberti, Lorca, Miguel Hernández y Claudio Rodríguez, entre otros. Pese a ser un trabajo sobre poesía, no he sabido evitar la tentación de hablar también de La Celestina y el elogio inigualado que hace del vino su protagonista; del Lazarillo y el jarrazo que recibe Lázaro en los morros cuando estaba aplicado a birlarle al ciego el rico néctar del morapio; del Quijote, en el que Sancho está mirando las estrellas, con la bota en las manos, un cuarto de hora, y, al acabar de beber, exclama: "¡Oh, hideputa, bellaco, y cómo es católico!"; y de Larra, que, moralista como era, sitúa al vino en el epicentro del desastre descrito en "El castellano viejo". Este es el enlace del libro en la página web de LOM:  https://lom.cl/products/vino-y-literatura#:~:text=Vino%20y%20literatura%20es%20una,cuantiosas%20referencias%20hist%C3%B3ricas%20y%20culturales.

Finalmente, mi buen amigo Juan López-Carrillo, poeta e incansable activista poético, me ha incluido en la lista de reproducción "Poetas y sus poemas (2)" que mantiene en youtube, donde ha recopilado una gran parte de las grabaciones de mis lecturas de poemas o intervenciones públicas que circulan por ese canal de Internet. Resulta extraño, y hasta cansado, verse reproducido tantas veces en la pantalla, pero la difusión digital de la actividad de los poetas es inevitable: no cabe sustraerse a ella, a menos que uno opte por una existencia eremítica y ajena a las servidumbres y veleidades del mundo; y no es mi caso, pese a los constantes cantos de sirena de la soledad. Esta es la lista preparada por Juan:  https://www.youtube.com/playlist?list=PLCymT9VYqdrC919zfFr6LDN29-um5TZD9

 

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